El Loco Nebreda


David Nebreda:
Nacido el 1 de agosto de 1952 – ¿?, en Madrid, España, Licenciado en Bellas Artes, fotógrafo, esquizofrénico y vegetariano desde la juventud, a los 19 años se enclaustro en el hospital psiquiátrico para recibir atención medica, pero algún tiempo después abandona el tratamiento, ahora vive solo en un departamento en su ciudad natal, sin radio, ni televisó o algún otro contacto con el mundo.



Quizá para muchos de nosotros ese nombre y esos datos no diga nada, para otros, no será mas que el paciente chiflado que se escapo del psiquiátrico, aunque también hay quien afirma que es uno de los artistas mas controversiales de Europa y del planeta entero.




Cuando conocí su obra me impacto de sobremanera no podía creer que un hombre pudiera fotografiar tal violencia, y plasmarla de una forma tan clara en su obra, mientras investigaba acerca de tan notable artista, comencé a darme cuenta que era casi un descosido, con tan solo algunas exposiciones en París (Francia) y un libro que recopilaba parte de su obra, no había mas para hondar sobre su trabajó, salvo que, su obra es de las mas impactantes que yo he conocido hasta ahora.



Pero mi sorpresa no queda ahí, la fuerza de las imágenes contenidas radica en la delgadez de su cuerpo, que mantiene debido a los largos ayunos a los que se somete, y a la brutalidad a la que hace pasar a su organismo, flagelando su cuerpo, utiliza de igual manera anzuelos para pescar, navas de afeitar, agujas, y hasta sus propio excremento, provocándose múltiples laceraciónes y llagas.



El maestro Nebreda se deconstruyéndose asimismo de fotografía en fotografía, sin duda undiestro del autorretrato, que te lleva desde su mirada, a vivir los horrores y la violencia con que se concibe. Un loco o, un genio? La línea es muy delgada, y es muy difícil discernir entre estos dos argumentos.



Esta es la mirada de El Loco Nebreda, un hombre atormentado de sus ser, la mirada del genio esquizoide, el que atreves de la transgresión, logra mover sensaciones que van desde el asco a la admiración, dejándonos sin aliento con la brutalidad de su obra.


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